El curso escolar ha llegado a su fin. El alumnado ya disfruta de las vacaciones, pero los equipos docentes siguen al pie del cañón. El mes de julio es perfecto para ir planificando los contenidos y las actividades que se quieren llevar a cabo el próximo curso. Desde Algar os proponemos una actividad divertidísima, que se puede adaptar a todos los niveles educativos y que sirve para trabajar muchas competencias. Una pista más: el profesorado de Francés lleva años realizándola. ¿Te imaginas ya de qué hablamos?
¡Claro! Nos estamos refiriendo a cocinar en el aula. No es necesario preparar platos como si se tratara de un talent show culinario para niños y niñas, se pueden hacer cosas sencillas y vistosas que les ayuden a trabajar en equipo, a responsabilizarse, a trabajar la creatividad e, incluso, las matemáticas.
Antes de daros ideas más concretas, explicamos 5 razones para convenceros de que aplicar la cocina en el aula es siempre una buena opción:
1) Es una herramienta útil para llevar a cabo un aprendizaje basado en proyectos. Se divide al alumnado en grupos y se les pide que elaboren un plato concreto, y no solo eso, también deben investigar sobre su origen, historia… y explicarlo al resto cuando presenten su elaboración.
2) Una opción divertida para trabajar el pensamiento lógico-matemático. Se pueden realizar ejercicios sobre conversión de unidades, problemas que impliquen operaciones matemáticas adaptadas al curso escolar, desde sumas y restas sencillas hasta problemas de mezclas.
3) Desarrollo del pensamiento científico. La cocina puede ser un pequeño laboratorio en el que llevar a cabo el método científico buscando explicaciones a los fallos que puedan tener sus recetas, elaborando hipótesis sobre qué pasa si se cambian ingredientes o tiempos de cocinado y comprobar qué pasa… ¡las opciones son infinitas!
4) Otro de los beneficios que aporta esta actividad es el fomento de hábitos saludables. Podemos aprovechar para fomentar el consumo de alimentos saludables, presentar las frutas y las verduras de forma atractiva… La idea es hacerles ver la importancia de una buena alimentación.
5) Por último, y como ya hemos comentado antes, la cocina es perfecta para fomentar el trabajo en equipo, la colaboración y la cooperación. Cada uno se encarga de lo que se le da mejor y así se consigue un plato estupendo.
Lo primero sería contar con la disponibilidad del comedor escolar y pensar qué recetas queremos preparar. Nuestra sugerencia es evitar, especialmente con el alumnado de menor edad, el uso de fogones, aceite caliente y alimentos que puedan suponer un riesgo para la salud si no están bien conservados.
Una vez decidido esto, en los grupos más pequeños se pueden realizar actividades previas en las que confeccionen sus propios trajes de chef. También se puede hablar de la pirámide alimentaria, de la importancia de combinar bien todos los grupos de nutrientes y enseñar trucos para sustituir los alimentos ultraprocesados por opciones saludables e igualmente deliciosas.
En el caso del alumnado de mayor edad, se puede dedicar alguna sesión a mostrar cuentas en redes sociales de personas expertas en nutrición para que puedan tener referentes que se comuniquen con ellas y ellos en un lenguaje que entienden y les llega. Hay que tener claro que las redes sociales están muy presentes en su vida y son una fuente de referentes para la juventud. Muchas veces, nuestro alumnado sigue cuentas que no fomentan los valores ni el conocimiento nutricional adecuado y esto puede ser muy perjudicial.
Todo dependerá del nivel de nuestro alumnado. Para los cursos inferiores podemos optar por ensaladas, macedonias de frutas, bocadillos saludables con pan integral o, incluso, nos podemos atrever a hacer una pizza casera. En cursos intermedios podemos elegir preparar las famosas crepes, algún postre o bizcocho… es decir, platos que precisen una pizca más de elaboración.
Con el alumnado de cursos superiores podemos trabajar ya platos que requieran un poco más de cocinado y recetas más complejas para las que necesiten aplicar conocimientos lógico-matemáticos más difíciles. Una idea podría ser la preparación de algún dulce o comida típica de la zona, o elegir platos de gastronomías del mundo para acercar también esas culturas al aula.
Por supuesto, es fundamental que el alumnado se coma aquello que ha preparado para finalizar el proceso.
Sabemos que esta actividad supone un sobreesfuerzo para el profesorado y que, de entrada, puede dar miedo porque no sabemos cómo va a reaccionar el alumnado. No obstante, os animamos a que la probéis y seguro que obtenéis grandes resultados.
Como prácticamente todas las actividades, esta también se puede complementar con lecturas sobre el tema. Os proponemos algunas para que los más pequeños se inicien en el conocimiento de la alimentación saludable:
http://www.aikaeducacion.com/consejos/cinco-razones-utilizar-la-cocina-dentro-del-aula-escolar/
https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/docs/documentos/nutricion/educanaos/actividades_gastronomicas.pdf